viernes, 21 de mayo de 2010

Artículo 2

Los futuros profesores de primaria y secundaria, al terminar la carrera, tendrán que saber utilizar las nuevas tecnologías pero, sobre todo, cómo aplicarlas para enseñar su materia en clase. Así se explicita en la propuesta que el Ministerio de Educación comenzará en breve a debatir, según avanzó ayer la ministra, Mercedes Cabrera, durante la inauguración de la XXII Semana Monográfica de la Educación, que hasta el viernes repasa en Madrid los retos y posibilidades de las nuevas tecnologías en la enseñanza. "La formación de los profesores es básica", dijo la ministra, para alcanzar la mejora de la escuela a través de estas nuevas herramientas.
Un camino que, según Ignacio Polanco, presidente de la Fundación Santillana, resulta "un proceso clave en la modernización educativa y en el desarrollo social de este siglo". Las nuevas tecnologías "deben ir a las escuelas" y "ojalá", continuó Polanco, objetivos como este centraran la atención, "en lugar de situar la educación en debates ideológicos y de competencias, de poder, en definitiva, que debieran estar resueltos y cerrados".
Pero las tecnologías no pueden llegar a las clases sólo para que los alumnos aprendan a utilizarlas -algo, por otro lado, irrenunciable en la sociedad actual-, sino para convertirse en esa herramienta fundamental para mejorar la educación, que puede cambiar incluso la forma de enseñar, el papel del profesor y el de alumno. El profesor debe ahora ayudar al alumno "a convertir la información en conocimiento", dijo Emiliano Martínez, director del encuentro y presidente del Grupo Santillana.
El debate sobre este proceso de modernización educativa comenzó ayer con la presentación de un documento elaborado por el centro de información educativa CNICE, que pone en cifras el punto de partida. El texto señala que más de un tercio de los alumnos, a partir de 3º de ESO, han aprendido solos a usar las nuevas tecnologías. Cuanto más pequeños son, desde primaria hasta 2º de ESO, más peso tiene la familia en esas enseñanzas (casi la mitad de los escolares de 2º ciclo de primaria han aprendido con sus padres). Sin embargo, el papel de los profesores sólo ha sido fundamental para el 27% de los chavales en el mejor de los casos, en los escolares más pequeños.
El País, 20/11/2007

OPINIÓN PERSONAL

El artículo que he escogido es una noticia aparecida en el diario El País con motivo de la inauguración de la XXII Semana Monográfica de la Educación. En él se hace referencia a un tema fundamental para la aplicación de las TIC en el aula: la formación de los docentes. Al fin y al cabo son ellos, somos nosotros, los que hemos de transmitir a los alumnos modelos efectivos de aprendizaje digital para que las nuevas tecnologías aplicadas a la educación sean todo lo útiles y provechosas que pueden llegar a ser y no se queden solo en una propuesta alternativa y atractiva carente de contenidos.

Así, creo que es vital que los profesores recibamos formación constante y actualizada sobre los nuevos recursos y propuestas que podemos utilizar en clase para sacarles todo el provecho; las TIC evolucionan muy rápidamente y los docentes no podemos quedarnos atrás si queremos ofrecer a los alumnos un aprendizaje de la competencia digital serio y riguroso.

Por otra parte creo que es importante que los profesores nos convenzamos de que las tecnologías están cada vez más presentes en la vida de los alumnos y ellos están, en muchas ocasiones, más familiarizados con ellas. Los docentes no podemos dar la espalda a la realidad que nos ha tocado vivir y tenemos que aceptar el uso de las TIC desde una perspectiva abierta y positiva.

Es fundamental que nos interesemos por aprender a usar las nuevas tecnologías y sus infinitas aplicaciones didácticas, que nos motivemos al pensar que las TIC son cercanas y atractivas para nuestro alumnado y que las aprovechemos al máximo para que la información que nos proporcionan se convierta en conocimiento para el presente y el futuro de nuestros alumnos.

Artículo 1

El “tecnoestrés”

Quizá sin saberlo, usted padezca ‘tecnoestrés’, una nueva y todavía no suficientemente explorada patología que alimenta en el paciente una dependencia progresiva de los artilugios tecnológicos. Se trata de una enfermedad de crecimiento subterráneo, cuyos primeros síntomas no afloran hasta que el paciente ha adquirido, sin siquiera saberlo, una adicción. El más frecuente y reconocible de estos síntomas consiste en desarrollar una sensación de cotidiano fracaso, cuando nuestros actos no se acompasan a la velocidad del vértigo que impone la tecnología; la certeza de que nuestra inteligencia, por laboriosa o perseverante que sea, nunca viajará a la misma velocidad que los impulsos electrónicos nos convierte en frustrados perseguidores de una quimera. Cualquier obstáculo que medie entre nuestras expectativas y su consumación se convierte en un incesante y atosigador motivo de insatisfacciones. Se calcula que una de cada cinco personas padecen hoy esta patología en diverso grado; proporción que se incrementa (uno de cada tres) entre quienes, por la naturaleza de su trabajo, están sometidos a una mayor ‘presión tecnológica’.

El tecnoestrés altera, al principio de forma imperceptible, pero enseguida de un modo insidioso y asfixiante, nuestros hábitos: los límites entre la jornada laboral y el tiempo reservado al ocio se difuminan; los vínculos de cohesión familiar se hacen quebradizos y el autismo afectivo acaba sustituyendo las naturales expansiones sentimentales que regían el trato con nuestros allegados; toda la liturgia de aproximaciones y tanteos que componen el cortejo erótico son suprimidos, en el afán de obtener una satisfacción sexual expeditiva e inmediata; el flujo incesante de información que nos proporciona la tecnología nos impide adiestrar la capacidad para digerirla, lo que inevitablemente erosiona nuestro mundo interior, hasta tornarlo raquítico o inane. Pero quizá el efecto más estragante del tecnoestrés –y lo que lo convierte en una enfermedad adictiva– sea la conciencia o complejo de inferioridad que instila en el enfermo, que llega a confundir el desasosiego abrumador que la tecnología ha introducido en su existencia con una carencia personal que sólo puede corregirse mediante una mayor dependencia tecnológica.

Juan Manuel de Prada, “Tecnoestrés”, El Semanal, 3 de julio de 2005


OPINIÓN PERSONAL

El texto ante el que nos encontramos es un artículo periodístico publicado en El Semanal el día 3 de julio de 2005; su autor es Juan Manuel de Prada, reputado novelista y colaborador de varios diarios nacionales.

En mi opinión, este texto toca varios puntos interesantes y sobre los que creo que deberíamos reflexionar en relación a las nuevas tecnologías; vivimos en un mundo en el que las TIC son ya parte de nuestra existencia y hoy en día es casi misión imposible encontrar un hogar que no cuente con, al menos, un ordenador (hablo evidentemente de los países desarrollados).

Así, las TIC facilitan en muchos aspectos nuestro quehacer cotidiano (podemos leer la prensa por internet, hacer la compra on line) y favorecen las relaciones sociales e interpersonales a través de las redes sociales o la mensajería instantánea, por ejemplo. En este sentido, las nuevas tecnologías se han instalado en nuestras vidas y la han hecho más fácil y cómoda, tanto que en pocas ocasiones nos paramos a pensar si todas estas ventajas no tendrán un precio demasiado alto.

Creo que ya ha quedado patente que soy un firme defensor de las TIC entendidas como un medio útil y práctico para muchos fines: consulta de información, herramienta de aprendizaje, vehículo de entretenimiento…pero también creo que el sentido común hay que aplicarlo a todas las facetas de nuestra existencia, incluida el uso de las nuevas tecnologías. Estoy de acuerdo con el autor del texto en que actualmente muchas veces es la máquina la que domina al hombre, y no al revés.

Las TIC han traído a nuestra vida muchas ventajas pero también algunos inconvenientes: el texto afirma que con la tecnología “los límites entre la jornada laboral y el tiempo reservado al ocio se difuminan”, y es cierto, ya que ahora sólo es necesario un ordenador para trabajar desde cualquier sitio y a cualquier hora, independientemente de que esa hora sea intempestiva o pertenezca a nuestro tiempo libre.

Además, las nuevas tecnologías son rápidas e inmediatas, nos proporcionan lo que queremos con tan solo un “click”; en mi opinión, acostumbrarnos en todas las facetas de nuestra vida a esa rapidez vertiginosa es peligroso e irreal, sobre todo para los más jóvenes, que tienen que ser conscientes de que hay muchas cosas que no pueden conseguirse de forma tan fácil y rápida, sino que requieren esfuerzo, trabajo, dedicación y tiempo.

Como conclusión diría que las TIC son herramientas útiles si se usan de forma razonable ya que, como hemos dicho, nos permiten cosas que hace años ni hubiéramos soñado: consultar un periódico estadounidense, comprar en una tienda de Tokio o hablar con un amigo que vive en China de manera gratuita, por ejemplo; pero si se abusa de esa tecnología y se convierte en el único centro de nuestra existencia sustituyendo las relaciones interpersonales, familiares o culturales acabaremos por convertirnos en personas aún más individualistas e intolerantes, convencidas de que lo único que merece la pena es lo fácil, lo cómodo, lo rápido, lo anónimo… y esto es algo que debemos evitar, empezando por los más jóvenes.

COMENTARIO 2

Las competencias digitales y las prácticas docentes (junio 2009)


La Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) se introdujeron en la educación obligatoria tímidamente a través de los contenidos, como objetos de estudio de asignaturas como la Tecnología. Posteriormente, ocuparon mayor espacio, al ser consideradas también como herramientas para el desarrollo de los aprendizajes, convirtiéndose en recurso didáctico en un sentido amplio: primero como materiales de consulta o ejercitación y posteriormente como instrumentos más abiertos de creación y producción.

Sin embargo, la extensión del acceso a Internet y la socialización de las TIC en los últimos años está convirtiendo los entornos tecnológicos en el “medio natural” de vida y de trabajo. Sin olvidar la existencia de la brecha digital, este nuevo contexto exige replantear las formas de abordar las TIC en educación.

Competencia digital es el concepto que se está imponiendo para recoger todo este nuevo caudal de conocimientos, prácticas socioculturales, alfabetizaciones tecnológicas, audiovisuales e informacionales, etc. La competencia digital, que va mucho más allá de las TIC como objeto de estudio, recurso didáctico o herramienta de productividad, ha sido incorporada además en los nuevos currícula escolares de forma general, transversal y, básicamente, metodológica.

Pero los decretos no modifican la realidad milagrosamente. Esta incorporación debe tomar cuerpo en las aulas y en los aprendizajes de los alumnos. La mejor manera que tenemos los profesores de contribuir a la definición de la competencia digital es hacerlo a través de nuestras prácticas docentes, pues, en última instancia, es menos importante determinar si una propuesta curricular es adecuada que establecer a qué propósito sirve.

La competencia digital en educación será, finalmente, la que los docentes desarrollemos en las aulas con los alumnos. En nuestras manos está incorporar una visión profunda y rica de la competencia digital que vaya más allá de la alfabetización tecnológica y del conocimiento y dominio de los entornos digitales.

Desarrollemos una competencia digital que incluya, también, la transformación de la información en conocimiento y su adquisición, la obtención, evaluación y tratamiento de la información en entornos digitales, la comunicación interpersonal y la social y, finalmente, la comprensión de las prácticas sociales y culturales de la sociedad del conocimiento y el ejercicio responsable la ciudadanía digital.

Manos a la obra!

Boris Mir Pons

A través del presente artículo, extraído del foro de Debate del CITA, os propongo reflexionar sobre las Competencias Digitales de los Profesores.
Podéis consultar también las siguientes direcciones:
Formación TIC
LOS DOCENTES: FUNCIONES, ROLES, COMPETENCIAS NECESARIAS, FORMACIÓN

A modo de guión podéis contemplar aspectos como los modelos de formación de los futuros docentes, las competencias necesarias en TIC, la organización de los centros, etc.


Opinión personal

En los últimos años, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han pasado de ser un simple medio (herramientas de aprendizaje o materiales de consulta, por ejemplo) a convertirse en un fin en sí mismas; esta evolución es patente en el ámbito de la educación desde hace unos años pero es incontestablemente visible y certera en la realidad cotidiana de los alumnos y de nosotros mismos desde hace ya mucho más tiempo.

Las TIC ya no son, como eran antes, un recurso al que recurríamos en ocasiones puntuales en busca de ayuda para alguna tarea concreta; hoy en día son protagonistas absolutas de nuestro entorno y nuestras relaciones; así, muchas personas han sustituido la visita al quiosco por la prensa on line y la mayoría de los alumnos utiliza el móvil o las redes sociales para comunicarse con amigos y familiares.

En el terreno de la educación, sin embargo y como dice el texto, “los decretos no modifican la realidad milagrosamente” y en este sentido aún queda mucho por hacer. En primer lugar, sería interesante que los docentes recibiéramos cursos de actualización cada cierto tiempo ya que las TIC evolucionan rápidamente y muchas veces no tenemos ni tiempo ni recursos para ponernos al día.

Por otra parte, los centros deberían tener cada vez más en cuenta la importancia y utilidad de las TIC en los procesos de enseñanza- aprendizaje; así, se hace necesario que los centros educativos cuenten con los recursos necesarios para implantar las nuevas tecnologías en el aula.

Por último, estoy de acuerdo en que la competencia digital será, al fin y al cabo, la que nosotros, los profesores, desarrollemos con los alumnos y creo que esta competencia debe, sin duda, trascender la alfabetización tecnológica.

En mi opinión, es imprescindible que utilicemos las TIC de una manera provechosa e inteligente y las aprovechemos para fomentar la adquisición de conocimientos, el sentido crítico y la creación, ¿por qué no?, de relaciones sociales, culturales e interpersonales que transformen nuestra sociedad y conviertan a sus ciudadanos en personas más formadas, responsables y satisfechas.

COMENTARIO 1

El CITA (Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas) propone mensualmente en su Foro de Debate un espacio para la reflexión a partir de comentarios de prestigiosos profesionales relacionados con las TIC y la Educación.
Este es la dirección por si queréis participar:
http://www.fundaciongsr.es/cita/src/public_zonadebate.php

El artículo que os presento apareció en Noviembre de 2009. Su autor Juan Antonio Aunión es periodista y redactor de El País.

Pantallas contra la soledad

Hace ya algún tiempo, un destacado estudioso de la enseñanza me dijo que si le hicieran ministro de Educación, se limitaría a decirle a todo el mundo: “Seguid haciendo lo que estáis haciendo, pero un poco mejor”. Entre bromas y veras (“Esto no lo pongas”, me dijo), la idea me dejó descolocado. Mientras, se tratan de buscar grandes soluciones para mejorar el sistema, caminos generales, masivos, que pongan en marcha algún tipo de cambio, ¿y si resulta que las soluciones y los cambios no son grandes iniciativas sino la suma de iniciativas pequeñitas?


Cada vez está más claro que la clave de la mejora de los resultados educativos es el profesor; que sea bueno, el mejor de los posibles. Así lo señalan desde el repaso que hizo la consultora estadounidense McKinsey a los resultados de Pisa, hasta el informe Talis de la OCDE, que ha encuestado a más de 90.000 profesores de 23 países.


¿Quiere decir esto que cada docente tiene que buscar mejoras y soluciones por su cuenta?

Definitivamente no. Uno de los problemas insistentemente destacados por los expertos es que el grueso de los profesores trabaja de espaldas al resto y que las mejoras señaladas por la investigación educativa nunca terminan de llegar a las clases. Así, probablemente lo que quiere decir es que cualquier mejora será más efectiva desde abajo, desde un profesorado implicado que tenga acceso directo a esas ideas, las use, las adapte, las invente.

Y es aquí donde las redes sociales a través de Internet pueden tener un enorme valor.

Porque no es que esos docentes inquietos y entregados no existan, es que muchas veces se encuentran muy solos. Hace poco, un profesor de instituto de Alicante, con 30 años de experiencia en las aulas, contaba que se sentía como el raro del instituto por usar métodos diferentes, innovadores. Su vía de escape era un grupo que, aparte de reunirse una vez al año, está permanentemente en contacto a través de Internet (www.redires.net). Las redes sociales pueden ser esa gran vía de escape, el gran punto de encuentro, de difusión y de mejora del sistema, al margen de las vías oficiales de formación, y pueden llegar mucho más rápida y directamente al día a día de la enseñanza. De hecho, ya hay pruebas de un gran movimiento.

El portal Innova vio la luz hace dos años para intentar convertirse en una red de redes, en un punto de encuentro para la innovación educativa en España. Ya cuenta con más de 200 colectivos innovadores, en el que tienen cabida todo tipo de ideas y proyectos, desde el de profesores de Religión, hasta el proyecto Atlántida de escuelas democráticas, pasando por Aulablog (de profesores que promueven el uso de las nuevas tecnologías) o Barcelona ciudad educadora (una iniciativa del Ayuntamiento que fomenta la participación ciudadana en un proyecto educativo común).


Probablemente las redes sociales tampoco son la solución mágica y habrá que seguir trabajando en cosas como las condiciones de trabajo de los docentes, su formación inicial y permanente, los currículos o la autonomía de los centros. Pero, de momento, esas redes pueden aliviar la soledad de quien intenta cada día mejorar las cosas, que no es poco; ayudarle a mejorarlas y, ¿quién sabe?, extender más eficazmente sus prácticas y sus ideas mejorando de paso todo el sistema.


REFLEXIONES PERSONALES (A realizar en vuestro Blog)

¿Pueden ayudar las redes sociales a la mejora del profesorado y a la innovación en la enseñanza? ¿De qué forma? ¿En qué aspectos pueden dejar una mayor influencia?


OPINIÓN PERSONAL

Después de leer estas interesantes reflexiones creo que las redes sociales pueden ayudar en gran medida (y de hecho, ya están ayudando) a la mejora del profesorado y a la innovación en la enseñanza.

En primer lugar, es cierto que en ocasiones los docentes deseosos de aplicar nuevos métodos de enseñanza para hacer sus clases más atractivas se ven solos, sin el respaldo de sus colegas y, hasta hace poco, sin nadie con quien compartir sus inquietudes. Es en estos casos cuando las redes sociales se convierten en herramientas útiles y provechosas: a través de ellas podemos compartir nuestras ideas, proponer recursos de los que otros puedan beneficiarse y a la vez aprender de lo que otras personas tienen que aportar.


Así, ya son muchos los expertos que tratan el tema de la aplicación de las TIC en el aula en numerosas publicaciones, y en la red cada vez hay más páginas sobre nuevas tecnologías aplicadas a la educación; en estas páginas los docentes pueden compartir y debatir sus experiencias, ayudar a compañeros con propuestas que han aplicado con éxito en sus clases… es decir, estas redes sirven de trampolín para empezar a utilizar las TIC de una forma rigurosa y coherente o para evolucionar e innovar en su uso gracias a las aportaciones de todos los miembros que participan.


Por otra parte, creo que la influencia de estas redes es muy beneficiosa para los docentes en otro aspecto: como sabemos, las nuevas tecnologías evolucionan muy rápidamente y a veces es complicado estar al día de las últimas novedades ya que no siempre se nos ofrecen cursos de formación continua o, al menos, no tan a menudo como lo exigiría la vertiginosa evolución de las TIC; para suplir esa carencia las redes sociales son un aliado inestimable: gracias a ellas (que suelen actualizarse permanentemente) o a sus miembros (personas implicadas y motivadas en el uso de las nuevas tecnologías en el aula) no hace falta más que un ordenador y una conexión a Internet para estar al tanto de los últimos avances y novedades o para plantear cualquier duda que nos surja al respecto con la seguridad de que enseguida algún compañero nos ayudará a encontrar una respuesta.